Aprendizaje Experiencial vs. Aprendizaje Tradicional: por qué tu equipo olvida el 80% de lo que aprende
Autor: Marcela León
El 80% de lo aprendido en cursos tradicionales suele olvidarse en apenas 3 meses.
Esto no es un mito: la curva del olvido de Ebbinghaus (1885) sigue vigente, y estudios recientes lo confirman. Rivera-Lares et al. (2022) demostraron que la tasa de olvido es independiente del nivel de aprendizaje inicial: incluso si aprendemos mucho en un curso, si no aplicamos ese conocimiento, lo olvidaremos casi al mismo ritmo que alguien que aprendió menos.
La clave no está en cuánto aprendes en el aula, sino en cuánto practicas y aplicas ese conocimiento.
Por eso, el aprendizaje experiencial —como simulaciones de negocio, proyectos reales y dinámicas inmersivas— es la herramienta más poderosa: convierte el conocimiento en memoria duradera y en comportamientos que realmente transforman.
El aprendizaje tradicional: Necesario, pero insuficiente
Durante décadas, el modelo dominante ha sido el aprendizaje tradicional, basado en clases magistrales, memorización y evaluaciones escritas.
Su aporte es indiscutible: entrega bases conceptuales.
Pero su limitación es clara: la transferencia al mundo real es mínima.
Evidencia reciente:
- Frimpong (2025): Estudiantes que recibieron enseñanza convencional olvidaban más rápido conceptos matemáticos que quienes los aprendieron de manera experiencial.
El aprendizaje experiencial: Cuando hacemos, recordamos
El psicólogo David Kolb (1984) propuso que aprendemos mejor cuando pasamos por un ciclo de experiencia – reflexión – conceptualización – experimentación.
Hoy, la ciencia lo valida con fuerza. Veamos algunos hallazgos recientes:
- Kong et al. (2021): Motivación y compromiso
Este meta-análisis mostró que los estudiantes que participan en actividades experienciales —desde laboratorios prácticos hasta simulaciones— desarrollan mayor motivación intrínseca y engagement sostenido.
En otras palabras, dejan de aprender “para aprobar” y empiezan a aprender “porque ven el sentido y el impacto de lo que hacen”. Y sabemos que la motivación es uno de los mejores predictores de retención a largo plazo. - Zou et al. (2024): Participación activa en simulaciones
En un estudio sobre alfabetización digital usando simulaciones, Zou y su equipo demostraron que los patrones de participación activa predicen directamente los resultados de aprendizaje.
Los alumnos que debatían, tomaban decisiones y se involucraban en la simulación no solo recordaban más, sino que también desarrollaban criterio y pensamiento crítico. Esto valida que no es lo mismo escuchar un caso que vivirlo. - Wollstein (2022): Práctica espaciada y curva del olvido
Wollstein examinó cómo la repetición espaciada y el aprendizaje activo pueden contrarrestar la curva del olvido. Sus resultados muestran que cuando el conocimiento se refuerza con práctica en distintos momentos y contextos, la retención mejora de manera exponencial.
Traducción práctica: un curso de dos días puede olvidarse en semanas; pero si se acompaña de experiencias prácticas y refuerzos, el aprendizaje se mantiene meses o años. - Rivera-Lares et al. (2022): El olvido no perdona
Este estudio en PNAS sorprendió porque confirmó algo contraintuitivo: da igual si aprendes mucho o poco al inicio, la velocidad del olvido es casi la misma.
Lo único que cambia la ecuación es el refuerzo activo mediante práctica y aplicación.
Por eso, cursos intensivos llenos de teoría - aunque útiles para dar bases - no garantizan nada si no se conectan con experiencias vividas.
El marco 70/20/10: La proporción real del aprendizaje
El famoso modelo de Lombardo y Eichinger (1996), validado por el Center for Creative Leadership, nos recuerda que:
- 70% del aprendizaje ocurre haciendo (experiencias reales, proyectos, simulaciones).
- 20% surge de la interacción social (feedback, mentoría, colaboración).
- Solo 10% proviene de cursos y clases tradicionales.
Esto no significa que el aprendizaje formal no sirva, sino que debe ser el punto de partida, no el final del camino.
Implicancias para empresas y universidades
- En empresas, invertir en capacitación sin experiencia práctica es como construir una biblioteca que nadie usa.
- En pregrado, los estudiantes necesitan más espacios para equivocarse, reflexionar y volver a intentar.
- En postgrado, la clave está en transformar teoría avanzada en decisiones aplicables bajo presión.
El futuro del aprendizaje no está en acumular más teoría, sino en diseñar experiencias que transformen comportamientos.
Porque en realidad, no recordamos lo que escuchamos sino recordamos lo que vivimos. Y si queremos cambiar comportamientos, necesitamos experiencias, no diapositivas.
¿Qué opinas?
Si quieres explorar cómo crear experiencias que realmente transformen- simulaciones, proyectos reales y metodologías vivenciales – conversemos.
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