Reflexiones sobre el CAIO
Víctor Rubira es experto en consultoría estratégica enfocada al crecimiento rentable de los negocios, principalmente en los sectores de consumo masivo y farmacéutico. Fue CEO y presidente en Kraft Foods Venezuela, México y Brasil, así como presidente del Grupo Novartis México y CEO de Novartis Pharma. Actualmente, es CEO de Rubiboo Business Consultants.
En este artículo, reflexiona sobre los retos a los que se enfrentan las empresas españolas a la hora de incorporar a sus equipos directivos la figura del CAIO o director de inteligencia artificial.
¿Quo vadis, CAIO?
Cuando escucho el acrónimo CAIO (Chief Artificial Intelligence Officer), siempre me viene a la mente el nombre de Cayo Julio César. Quizá no estén tan alejados los retos a los que se enfrentan los CAIO de hoy en día con los que tuvo que afrontar el gran emperador romano, como derrotar a su competencia en la Galia, o reconfigurar los órganos directivos de Roma. La inteligencia artificial (IA) va a transformar todos los aspectos del modelo de negocio, desde la forma de interactuar con los clientes, hasta los procesos administrativos o de toma de decisiones y la mayoría de las empresas en España aún no cuenta con esta figura del CAIO, que es fundamental para dirigir el cambio.
El título de esta reflexión, ¿Quo vadis, CAIO? (¿A dónde te diriges, CAIO?), es, en mi opinión, la pregunta más complicada que tiene que responder el equipo directivo de cualquier empresa. Ya que, desafortunadamente, es una pregunta que puede tener múltiples respuestas, tantas como las posibles aplicaciones de la IA que se pueden dar en una organización.
Gracias a la IA, se pueden hacer más eficientes aspectos concretos de los procesos productivos, con las consecuentes reducciones de costes, o se puede intentar entender de manera más holística si la IA nos está ofreciendo la oportunidad de replantear nuestro modelo de negocio en su conjunto.
En mi opinión, el peor escenario para un CEO y su equipo ante este reto es decidir no hacer nada y esperar a ver cómo evoluciona esta nueva revolución tecnológica, porque si la competencia se adelanta y consigue cristalizar las reducciones de costes de producción que conlleva la IA, será muy difícil mantenerse en el mercado.
Es urgente para los equipos directivos entender que esta revolución tecnológica de la IA ha venido para quedarse y, cuanto antes decidan ponerse en marcha y aprovechar el cambio, tanto mejor.
Aunque he comenzado esta reflexión mencionando al CAIO, esta figura fundamental para el cambio, todavía no se ha incorporado al equipo directivo en la mayor parte de las empresas en España. Quizá por lo complicado de encontrar este perfil.
Debe ser una persona familiarizada a nivel sénior con los pormenores del negocio y, a la vez, capaz de entender los rápidos avances de los desarrollos de la IA que están teniendo lugar, así como las consecuencias de sus posibles implementaciones.
Decidir deliberadamente que el equipo directivo necesita un CAIO es un primer paso necesario y urgente, y en este aspecto, una empresa especializada en este tipo de perfiles, como Amrop, puede ser muy útil para encontrar a la persona adecuada.
Una vez que se haya incorporado esta figura al equipo directivo, es importante también contar con la ayuda de profesionales cualificados que puedan colaborar con el CAIO en el mapeo e ideación de las oportunidades, para conseguir definir prioridades, sortear las resistencias habituales a los cambios y avanzar a buen ritmo.
¿Quo vadis, CAIO? es una pregunta que no se puede dejar sin respuesta. Y ojalá, como en el caso de Cayo Julio César, los nuevos CAIOs puedan decir también: “Veni, vidi, vici” (llegué, vi, vencí).